¿Sueñas con mejorar la eficiencia energética de tu hogar? Seguramente no. Y la cruda realidad es que la mayoría de las personas tampoco lo hace.
Cuando pensamos en eficiencia energética, muchos imaginamos paneles solares y lo asociamos con motivaciones medioambientales. Pero mejorar la eficiencia va mucho más allá. Incluye acciones más pequeñas, como mejorar el aislamiento, la calefacción o la ventilación, cambiar las ventanas por unas más modernas con cristal doble o triple y elegir electrodomésticos e iluminación más eficientes.
Sin embargo, a pesar de que muchas de estas acciones están justificadas desde un punto de vista puramente económico, existen numerosos obstáculos que llevan a que no se realicen. La principal barrera es la falta de motivación para hacerlo, ya que suelen ser modificaciones más funcionales que aspiracionales. ¿Cuántos de nosotros queremos tener unas ventanas de mejor calidad? ¿Cómo se compara con la ambición de tener un Tesla o el último modelo de coche eléctrico?
A la falta de motivación se le suman otras barreras como el desconocimiento sobre lo que es necesario hacer y el impacto que tendrá en nuestras finanzas mensuales, la existencia de un coste inicial cierto a cambio de un potencial beneficio incierto, además de los inconvenientes de cualquier reforma en nuestro hogar.
Todos estos elementos llevan a que, por ejemplo, la mayoría de los hogares solo cambien su caldera cuando se rompe. Y ante esta situación, se busca un reemplazo lo más rápido posible (comprensible, a pocos nos gusta ducharnos con agua fría), favoreciendo la compra de un modelo parecido, aunque un poco más moderno. Incluso si cambiar el sistema actual por uno más eficiente pudiera generar un beneficio económico a largo plazo, nos resistimos a ello, especialmente cuando a la caldera le quedan aún varios años de vida. O ante la exigencia de un desembolso inmediato o, simplemente y lo más habitual, ni siquiera pensamos en la posibilidad de cambiarla si funciona y nos cubre las necesidades.
La existencia de estas barreras lleva a un nivel subóptimo de mejoras. Para superarlas, y fomentar una mejora del parque de viviendas, trabajamos conjuntamente con CaixaBank para diseñar un producto financiero que facilite y promueva estas mejoras.
¿Por qué molestarse?
La mitad del parque de viviendas en España se construyó antes de 1980, en un periodo anterior al desarrollo de los primeros códigos técnicos de la edificación que ya incluyen elementos mínimos de eficiencia energética. Actualmente, se estima que 9 de cada 10 viviendas cuentan con una calificación energética baja (E o menor). La urgencia climática requiere que se tomen las medidas necesarias para reducir las emisiones del parque de viviendas residencial.
Además, el panorama español presenta una singularidad interesante: el 68% de las viviendas se encuentra en edificios plurifamiliares (es decir, en pisos). Un alto porcentaje en comparación con territorios vecinos como Inglaterra y Gales, donde solo representan el 22% de los hogares. Esta peculiaridad dificulta la capacidad de actuación, ya que muchas de las medidas más efectivas para mejorar la eficiencia energética, como el revestimiento de fachadas, requieren consenso entre vecinos.
Figura 1 Número de viviendas por tipología y año de construcción, 2020
Fuente: Frontier Economics según Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España, 2020. Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Abordar el problema de forma conductual
A través de un análisis comportamental, entendimos qué motiva e impide las mejoras en la eficiencia de nuestros hogares e identificamos formas de facilitar estos cambios. Aunque no solemos soñar con reformar nuestras casas para mejorar su eficiencia energética, sí soñamos con reformarlas para vivir más cómodamente, como tener una cocina más funcional. Pocas personas conocen que un mejor comportamiento energético de la vivienda supone, a medio plazo, un ahorro significativo en las facturas de luz y gas, además de mejorar el confort del hogar. Por ello, decidimos aprovechar el momento en el que se suelen realizar reformas, incentivando que estas reformas incorporen un componente de sostenibilidad. Para muchos, este momento crucial suele ser tras la compra.
Figura 2 Factores que influyen en el proceso de decisión
Fuente: Frontier Economics
¿Pero qué puede hacer un banco como Caixabank para contribuir a este reto global? ¿Puede una hipoteca ser parte de la solución? Sí, siempre y cuando se acompañe de un buen diseño que entienda estos elementos conductuales y cuáles son las barreras que nos impiden realizar las reformas.
Así es como surgió la Hipotecas Eficiente de CaixaBank, que busca facilitar la reforma. Para ello se financia el coste de la reforma dentro de la propia hipoteca (hasta el 80%) y las cuotas de capital empiezan a cobrarse al séptimo mes (evitando duplicar gastos durante los meses de la reforma). Además, para facilitar el proceso, se gestionan las subvenciones disponibles, para que los clientes puedan cubrir con ellas gran parte del coste de las mejoras sin esfuerzo.
La Hipoteca Eficiente Plus va un paso más allá, y además de estos elementos, el cliente puede contratar servicios adicionales para ahorrarse dolores de cabeza típicos, como un servicio llave en mano para la reforma.
La única condición para poder acceder a estos beneficios es que la reforma incluya un mínimo de mejoras en la eficiencia energética de la vivienda.
¿Qué resultados está teniendo?
En las primeras semanas de comercialización, la Hipoteca Eficiente de CaixaBank arroja resultados alentadores: el interés medido con consultas en la web informativa suma 5.000 usuarios al mes y las peticiones reales de solicitudes están ganando tracción hacia unas 100 al mes.
Pero los números seguro irán creciendo a medida que pase el tiempo, ya que la nueva Directiva de Eficiencia Energética 2024/1275, aprobada el pasado mayo por la Comisión Europea, establece la necesidad de que los Estados Miembros junto con las entidades financieras dispongan de mecanismos financieros e incentivos para la renovación de edificios. Por ejemplo, el fomento de hipotecas de eficiencia energética (edificios certificados) o la promoción de inversiones por parte de organismos públicos en parques inmobiliarios eficientes. En línea con ello, la Comisión adoptará un marco para aumentar los volúmenes de préstamos relacionados con los objetivos energéticos pertinentes. Estos incentivos fiscales deben dirigirse prioritariamente a los hogares vulnerables (hipotecas y préstamos verdes).
Este producto ofrece un triple beneficio: ayuda a los consumidores a conseguir la vivienda que desean, permite al banco reducir la huella de carbono de sus inversiones y contribuye a la lucha contra el cambio climático al fomentar la mejora de la eficiencia energética del sector residencial de España.
Hasta ahora, las llamadas ‘hipotecas verdes’ han estado centradas en financiar viviendas de nueva construcción con altos estándares de eficiencia energética desde el principio. Sin embargo, el verdadero desafío radica en mejorar la eficiencia de los edificios existentes. Por ello, esta iniciativa es una innovación importante hacia la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental en el ámbito financiero y residencial.
En Frontier Economics somos expertos en Economía conductual y comúnmente asesoramos en diseño de producto y estrategia comercial.